Bacterias patógenas creciendo en gelatina densa, color crema
en el fondo. Los círculos blancos de papel contienen antibióticos y matan a las
bacterias a su alrededor.
Desde el inicio de la aplicación de los antibióticos se
detectaron cepas de bacterias resistentes a ellos. Siempre fue un problema
importante, pero la constante búsqueda de nuevos antibióticos volvía fácil
remplazar el que no funcionaba y aplicar otro con las mismas características.
Pero según pasó el tiempo, las bacterias fueron desarrollando resistencia a
varios antibióticos y eso volvía más difícil la medicación del paciente. El
problema está creciendo y cada vez aparecen más bacterias resistentes a varios
antibióticos, llamadas por la prensa “Superbacterias”.
Uno de muchos
ejemplos es la bacteria Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, que
tolera varios de los principales antibióticos y ya es un gran problema en los
hospitales.
Para un médico, al
atender un niño con diarrea será fácil suponer que la infección del paciente es
ocasionada por una bacteria, aunque no sea así. Recetará le aplica
antibióticos, como la haría la mayoría de los médicos. Algunas de estas
diarreas son ocasionadas por virus y el antibiótico no ayudará. Al sobreexponer
con antibióticos a las bacterias patógenas estas pueden desarrollando
tolerancia a ellos. Esto se ha mantenido durante décadas, lo que origina una
selección en la población de bacterias, dejando que las bacterias resistentes
se reproduzcan libremente y elimina a los microbios que no tienen esa
resistencia.
Las bacterias
resistentes crecen en número y se pueden diseminar esparciendo su capacidad
para resistir antibióticos por medio de intercambio de información genética con
bacterias no resistentes.
Desde hace años se
han acumulado informes y publicaciones para apoyar el usar la vacunación para
prevenir enfermedades infecciosas, que, si se presentan, solo podrían ser
atendidas con antibióticos. La resistencia a los antimicrobianos plantea una
amenaza sustancial y creciente para la salud y el bienestar económico del
mundo. El uso de la vacunación contra bacterias patógenas podría evitar el
consumo de gran cantidad de antibióticos, en principio en los países y
poblaciones de pocos recursos económicos, donde los padecimientos de este tipo
son más frecuentes. Se espera que, al recurrir a vacunas contra las
enfermedades bacterianas más comunes, se reduciría el consumo de antibióticos.
Bacterias E. coli
Estas publicaciones demuestran que las vacunas conjugadas
contra el neumococo y las vacunas vivas atenuadas contra el rotavirus confieren
una protección del 19.7%, en comparación contra los antibióticos que tratarían
solo la infección respiratoria aguda y diarrea en ese momento, pero después
podría volverse a infectar. En cambio, con las vacunas el cuerpo del paciente
desarrollaría resistencia contra estos patógenos.
Se calcula que la
protección directa resultante de la vacunación universal prevenir 40.0 millones
de episodios adicionales de enfermedades que se tratarían con antibióticos.
Esta evidencia apoya la priorización de las vacunas dentro de la estrategia
global para combatir la resistencia a los antimicrobianos.
La infección
respiratoria aguda, ocasionada por el neumococo, y la diarrea, por el
rotavirus, son las principales causas del uso de antibióticos entre los niños
de bajos recursos económicos. Aunque el rotavirus es un virus y no puede ser
combatido por los antibióticos. Claro que los antimicrobianos salvan vidas a
diario, pero también es verdad que la resistencia de las bacterias ocasiona
defunciones.
Las vacunas
conjugadas (PCV) que atacan a 10 y 13 tipos de Streptococcus pneumoniae y
vacunas vivas atenuadas contra el rotavirus se dirigen a las causas
predominantes de enfermedades respiratorias y diarrea en niños. Se podría
evitar el consumo de antibióticos al aplicar vacunas una vez en la niñez
temprana y así eludir futuras infecciones de esos patógenos. Aunque estas
vacunas se han introducido recientemente en los programas de inmunización
pediátrica de rutina de países de todo el mundo, como las vacunas contra la
influenza, tos ferina, tétanos, difteria, herpes zoster, neumococo, hepatitis,
varicela y otras.
Estreptococcus patógenos.
Los estudios demuestran que existe una relación entre la
pobreza, principalmente por la falta de medidas higiénicas, y la aparición de
enfermedades infecciosas y el consumo de antibióticos. Caso contrario en los
países desarrollados.
Se ha encontrado
que las vacunaciones tempranas contra los neumococos y el rotavirus han
reducido considerablemente la aparición de estas enfermedades en la población.
Notando que, al encontrarse una parte de la población infantil vacunada, esto
reduce la aparición de la enfermedad en los niños no vacunados, por el simple
motivo que la carga de patógenos en el ambiente se reduce al disminuir la
población de niños infectables.
Queda mucho que
hacer, pero los resultados han mostrado hasta ahora una clara tendencia,
pequeña al principio, de la baja de las bacterias resistentes a los
antibióticos y de la disminución en la aparición de las enfermedades al
aplicarse dichas vacunas.